Una hoja de esperanza


Acabo de quedarme de piedra, pues hasta hoy no me había enterado de la triste noticia. Mi amigo Arcendo ya no está, se ha marchado con el Padre.

Un amigo virtual pero de carne y hueso, que siempre estuvo ahí en esas noches de insomnio, que con su cariño, correos, oraciones y comentarios en mi blog me arropaba en los malos momentos.

Se fue humildemente, sin hacer ruido, se fue luchando como un valiente contra una durísima enfermedad. Me cuesta trabajo poder expresar lo que siento en estos momentos, porque el maldito cáncer ya está demasiado presente en mi vida, y en la de mucha gente, de hecho, por algo lo llaman la plaga del siglo XXI.

Pero a pesar de mi rabia, de mi dolor, doy gracias a Dios por ponerlo en mi camino, por conocerle, por sus testimonios de fe, por su defensa de la familia, por enarbolar la bandera de la defensa de nuestra religión, por sus valores, por sus principios, por esos videos y posts que nos dedicaba a todos sus amigos haciendo gala de una gran imaginación y entrega, forjando un verdadero sentimiento de amistad a pesar de que muchos, como yo, nunca llegamos a pasar de la virtualidad. Una virtualidad tan familiar o más que con las personas que ves a diario.

Haciendo un repaso en mi blog, tengo la suerte de tener más de 300 comentarios suyos, y gracias  a que lo escrito, escrito queda, ahí estarán como testimonio de amistad, de una forma de vida, como testimonio de una persona que me dejó huella, a mí y a muchísimos más.

No puedo evitar pensar en mi amiga Militos, y en esas madrugadas de desvelos, en las que los tres hemos compartido turno de palabra visitando distintos blogs amigos.

Arcen se fue a vivir la vida eterna, y seguro que ya está allí en un lugar privilegiado, cerca del Padre y de María Santísima nuestra Madre. Aquí nos quedamos llenos de dolor, pero también llenos de buenos recuerdos, rebosantes de cariño, de ese que tu nos dabas a raudales, con buenos consejos en el corazón que salían de un corazón generoso como el tuyo.

Te has ido demasiado pronto, y te echaré siempre de menos, pero al menos, tengo la satisfacción, cada vez que entre en mi blog, de saber que un pedacito de tu corazón siempre estará aquí conmigo, que tus consejos se conservarán en mi memoria, y que el cariño que me diste cuando más lo necesité está grabado en mi alma.

Al igual que una hoja, te nos has ido volando, pero también ese verde esperanza de las hojas se quedó en nuestros corazones y en nuestra memoria.

Querido amigo, fue un placer conocerte, mayor aún leerte, pero sobre todo, fue un placer compartir contigo contiendas, resistencias, oraciones y batallas enteras.

La hoja se fue volando y por eso ahora yo estoy llorando.

Hasta siempre Antonio, si me permites un último favor, aquí va mi modesta dedicatoria, que no es otra que compartir con todos algunos de tus comentarios.

Publicado por anaroski

Social Media Manager, casada, madre de tres hijas. Amante de las nuevas tecnologías, soy blogger católica.

2 comentarios sobre “Una hoja de esperanza

  1. Ana, hasta ahora no había visto tu post, gracias por escribirlo. yo no he contado sus comentarios, pero puede que anden por ahí. Te soy sincera? No voy a poder seguir con el blog porque cuando veía su hojita en los post, me animaba a seguir, pensaba vale la pena.
    Fue una gracia divina haberle conocido, sin conocerle. Hoy voy a su funeral y no sé como reaccionaré, aunque lo principal es apoyar a su mujer..
    Un beso

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  2. Querida amiga, esta noticia nos ha tocado a todos. Como tu dices, siempre fue un amigo virtual pero tan cercano… Yo me enteré porque Angelo me mandó un correo. Estoy segura que desde allá el lo Alto, no echará una mano a todos y hará que siempre mantengamos vivo su recuerdo.
    Un besote y enhorabuena por poder descansar de exámenes y estreses colegiales. Ahora que descanses lastres pitufillas que se lo han merecido.

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